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Constituye un gran desafío para los adolescentes, las familias con hijos adolescentes, los profesionales que atienden adolescentes, los educadores y la sociedad en general, evitar que las adolescentes se embaracen en forma no planificada. Los esfuerzos deben estar orientados a la prevención primaria y, en este sentido, existe razonable consenso en que la promoción de la abstinencia sexual es un punto central de la atención del adolescente.

Junto con prevenir el primer embarazo no deseado o no planificado, también es necesario buscar estrategias para la prevención de un nuevo embarazo de las mismas características.

La Academia Americana de Pediatría señala que los pediatras debieran estimular a los adolescentes a que pospongan la actividad sexual, y que los médicos tienen un rol importante en aconsejar la abstinencia. Lo anterior es válido para todos los profesionales que trabajan con adolescentes.

Los factores asociados al inicio de la actividad sexual, según la Academia Americana de Pediatría, y que constituyen importante orientación para los programas, son los siguientes:

Inicio temprano

  • Pubertad temprana
  • Abuso sexual
  • Ausencia de padres apoyadores
  • Mal rendimiento escolar
  • Participación en otras actividades de riesgo
  • Pobreza
  • Enfermedad mental

Inicio tardío

  • Enfasis en abstinencia
  • Orientación a cumplimiento de metas
  • Consistencia y firmeza de los padres en disciplina
  • Buen rendimiento escolar
  • Participación regular en lugares de culto religioso

En todo control de supervisión de salud del adolescente se debe realizar consejería en sexualidad, con contenidos acordes a la etapa de desarrollo del joven. Esta educación debe ser integral, fomentando valores, con énfasis en el desarrollo de actitudes y habilidades que promuevan la postergación de la vida sexual activa y el logro de la abstinencia.

Sin embargo, frente a adolescentes sexualmente activos se debe entregar información de los distintos métodos anticonceptivos existentes, su eficacia, sus ventajas y desventajas, cómo obtenerlos y precauciones en su uso. Es imprescindible que sea el/la adolescente quien (idealmente junto su pareja, familiar u otro adulto acompañante) tome la decisión de usar o no algún método y cuál.

Existen numerosas experiencias con programas de educación sexual para prevenir la ocurrencia embarazos en adolescentes. La gran mayoría basan su estrategia en la entrega de información sobre la fisiología de la reproducción humana, promoviendo el uso de métodos anticonceptivos; ellos no han tenido resultados muy impactantes, de modo que las tendencias en las tasas de fecundidad en adolescentes o de abortos en este grupo etario no se han reducido en la magnitud esperada.

Existe consenso entre los expertos que una adecuada educación sexual contribuye positivamente y que no aumenta la frecuencia de actividad sexual precoz. Ello confirma la necesidad de desarrollar programas destinados a fortalecer las habilidades y capacidades de los adolescentes para resistir la presión de los pares

En diversos países, se han desarrollado programas con el objetivo señalado.

En Chile se está desarrollando, desde 1994 por el Centro de Estudios de la Biología de la Reproducción (CEBRE) de la P. Universidad Católica de Chile, un programa de educación sexual holística "Teen Star". La metodología fue elaborado por el Centro de Planificación Natural de la Familia (Washington DC) y ha sido aplicado exitosamente en numerosos países.

Se basa en una educación sexual que "permita al joven integrar su capacidad biológica de ser padre a su persona, y ayudarlo a comprender que la sexualidad manifiesta su verdadero significado al entenderse como un sincero don de sí mismo en el amor, buscando la felicidad en el darse más que en el recibir".

El programa se centra en el trabajo con los jóvenes en tres áreas: mejorando la propia identidad y autoestima, valorando su libertad y capacidad de decisión y desarrollando el respeto por el don de la vida. Los temas se abordan en los hogares, con los padres, dirigidos por monitores especialmente capacitados; así, los aspectos biológicos quedan insertos en un marco valórico que orienta y da sentido a los temas analizados. Teen Star ha sido bien evaluado por los jóvenes, sus padres y educadores, principales protagonistas del programa, quienes han destacado el énfasis integrador de la metodología diseñada y el importante crecimiento personal de los jóvenes.

Las evaluaciones realizadas por Teen Star Chile en centros educacionales de distintas características, y aplicado por grupos de monitores diferentes, mostraron una tasa de transición (de vírgenes a no vírgenes) de 4,0% en el grupo participante del programa comparada con una tasa de 14,4% en el grupo control, (p<0,05).

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